viernes, 15 de febrero de 2013

Homero 2.0


¿Branded content? ¿Brand entertainment? ¿O un más castizo e inteligible “Contenido de marca”? Antes de perdernos en neologismos y conceptos farragosos, recordemos que el pionero en la materia, ocho siglos antes de nuestra era, no fue otro que Homero.

Sí, aquel rapsoda ciego y nómada que nos legó las primeras obras maestras de la literatura universal, se ganaba la vida creando productos narrativos a la medida de sus clientes. Así de sencillo. Igual que nosotros confeccionamos el guión de una serie o el story-board de un spot, él vagaba por los palacios de la antigua Grecia amenizando con sus historias orales los banquetes de la corte, donde no le quedaba más remedio que competir con el bufón y el tragasables por la atención del respetable.

Era lo que se dice un free-lance en toda regla.

Por tanto no le bastaba con cualquier anécdota improvisada para salir del paso. Si quería hacerse una audiencia y que le pagaran por su trabajo necesitaba una historia con gancho, claro, pero además tenía que ofrecer un extra. Por suerte para él (y para la humanidad) debió ser un juglar no sólo muy talentoso sino también bastante sagaz.

Entendió que si le tocaba recitar en Micenas, más le valía hacer protagonista absoluto al rey de aquella polis, agasajándole con un cuento que bien podría haber arrancado de la siguiente manera: “El gran señor de esta hermosa ciudad, cuyo linaje desciende de los mismísimos dioses olímpicos y cuya esposa rivaliza en belleza con la propia Afrodita…”.

Por otra parte, si el camino lo conducía a Esparta, ¿no era lógico ensalzar en sus odas la legendaria bravura de estos temibles guerreros, que era al fin y al cabo el sello de la casa? Destacando los rasgos característicos de los espartanos, enfatizando sus cualidades como pueblo, Homero no hacía más que lo que en lenguaje publicitario moderno se conoce como “potenciar la imagen de marca”.

O yendo aún más lejos: construía una ficción con la que posicionar a los espartanos en el mercado, haciendo hincapié en sus puntos fuertes como empresa y transmitiendo sus valores corporativos. Y eso, por definición, es un branded content.

Los espartanos quedaban satisfechos y Homero se aseguraba un plato de lentejas para cenar. Próxima parada: Tebas, Corinto, quizás Atenas.

A día de hoy, aquí mismo, tenemos un ejemplo similar, de rabiosa y permanente actualidad: la tan publicitada Marca España. Nuestro gobierno ha decidido darle un lavado de cara al país y para ello ha lanzado una vasta campaña, tanto interna como externa, destinada a comunicar una idea de solidez, de solvencia, de atractivo para la inversión. 

Sin duda les vendría de perlas un Homero 2.0.              
            

No hay comentarios:

Publicar un comentario