lunes, 11 de marzo de 2013

Ciberdrama: desafiando a Chejov


El ciberdrama es un género aún en su infancia y complicado de entender. Que un acto como es el teatral pueda concebirse no ya transgrediendo la cuarta pared, sino muy lejos de ella, en el ciberespacio que es Internet, resulta algo "raro". Más difícil es que el espectador no sienta al actor ni de lejos y la figura del director de escena quede desdibujada. A no ser… 

... que en el ciberdrama no estemos hablando de interpretes de carne y hueso, o no de directores al uso o que, una vez más, la participación activa del espectador sea lo que determine el desarrollo del drama.


Muchos conocerán el caso de la famosa cantante nipona Hatsune Miku quien no es más que un holograma al más puro estilo manga. Digital Moves de Gideon Obarzaneks es un baile que el propio Obarzaneks combina con las luces y los sonidos que él mismo programa. En In Vitro, la bailarina danza a dúo con su holograma y en Madrid pudimos ver hace poco La realidad, donde una actriz inter-actua durante toda la obra con ella misma por Skype, jugando el rol de su hermana gemela.

En el ámbito del videojuego y del juego on line, el término ciberdrama hace referencia a entornos virtuales de carácter ficcional en los que el usuario puede transformarse en un personaje e interactuar con otros usuarios. Ya hace tiempo que se juega a Second Life o World of warcraft, donde se llegan a crear auténticas vidas paralelas en universos virtuales y el jugador no hace otra cosa que interpretar a un personaje que él mismo crea. 


¿Es el ciberdrama una de esas expresiones que se caracteriza por la interacción de los espectadores con la obra constituyendo una mezcla de lo narrativo y lo dramatizado? Si nos centramos en el ciberdrama como texto y no como experiencia escénica, el teatro virtual es, en este sentido concreto, una creación colectiva y en red de textos teatrales, en ocasiones a partir de parámetros ya definidos, y empleando algunos de los recursos de las nuevas tecnologías como puede ser el hipertexto.

Un caso inusual es Hyperdrama Chéjov (2003), una versión original, ampliada y lúdica de La Gaviota de Chejov. El autor es Charles Deemerde y quería demostrar con este trabajo como el hipertexto estaba cambiando los parámetros de la narrativa dramática. El proyecto, que se puede leer pinchando aquí consta de una introducción del autor, algo así como una declaración de intenciones, seguido de una guía de uso. A partir de ahí, se presentan a los personajes, las escenas y ya se puede empezar a leer-jugar. 

Las páginas del texto dramático se dividen en dos categorías, por un lado una traducción del propio Deemerde de la obra de Chejov; por otro escenas escritas por él mismo, que constituyen cerca de las tres cuartas partes de la escritura total y donde Deemerde sigue la acción de los personajes en otras partes, antes o después de estar en la escena que les corresponde en el texto original. A través de hipertextos, el lector decide hacia donde ir, a qué personaje seguir y según elija, se encontrará leyendo una nueva situación o abordando las dudas de tal o cual personaje no expuestas en la obra de La Gaviota

Sin duda, como el propio Deemerde afirma, estamos ante todo un desafío a la tradicional dramaturgia y al propio Chejov...









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